31 ene 2011

Sara

A veces soy cuerda y madera envueltos en la voz ronca que invade el espacio donde nunca estás tú. El acorde, el sonido que se alarga y que te busca. A veces soy la batalla desvergonzada que aplasta mi vergüenza contra el silencio. Porque siempre acabo siendo el silencio repetido de tus ojos al final de cada canción. Incompleto, desafinado y lejos de tu piel, mientras apoyo la vibración de mi aliento sobre tu mirada.

A ratos me convierto en el papel atascado de unos dedos que nunca saben como dibujarte. El intento fallido de que tus labios no adelanten como siempre a mis palabras. A veces soy el calor de un verano atravesado por las aristas de tu recuerdo. A ratos la velocidad descontrolada, el dolor de tripa de esta tinta caducada, los golpes contra el vacío, las ganas de verte incluso cuando sé tú no tienes ganas.

Y siempre me convierto en la imperfecta imperfección que trata de abrazarte...pero tú nunca te acabas. Porque a veces eres canción, porque siempre has sido palabra. A veces soy todo, y a ratos todo significa nada. Porque el calor de esta estación no fue sin ti, porque éstas letras sin tu nombre no recuerdan a nada, porque sin ti no soy poesía, porque sin ti no soy guitarra.

Y es que es por el olor de tu sabor, es por el color de tu mirada, por cada segundo de mi sueño, por la pasión de tus pestañas...Es que siempre es por ti, que a veces soy todo, y a ratos soy nada.

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