(Londres 23/04/2010 - 00:58 AM)
Los ángulos de esta habitación se hacen cada vez más irregulares, miro mis manos y no consigo ver entre la espesura de todo este silencio las marcas del tiempo. Mis palabras se han apagado y yacen sobre unas sábanas tóxicas de almidón.
Oscuridad cubrió todo lo que no merecía la pena ser visto y convirtió el mundo en una bola de escombros y sombras. Mientras tanto, la especulación se volvió ley gravitatoria en un espacio que no existe ni consume susurros arrancados al viento.
Sólo, sólo como siempre al final del día, sólo y suspendido contra el abismo en blanco de esta poesía. Sólo, mientras la oscuridad me consume.
Un verso más. Más tarde el mundo moriría.