14 feb 2012

La curva de la V

Valentina es una canción en los labios acalorados de una estación que se perdió entre dos otoños, el mapa sin bordes por donde doblar la siguiente página de recuerdos.

Valentina es el eco de unos dedos que juegan a rezarle a un dios misericordioso del que ella sólo se acuerda. Valentina es el nadie en pretérito imperfecto que se engancha entre los renglones de los cuentos que contaba. Una canción, Valentina es una canción escrita en do menor menos cuatro octavas.

Valentina es la luz del sol, el tiempo que se sienta a esperar en la entrada de su casa el sonido de la tormenta. Valentina es el terror de la oscuridad, el olor del fósforo contra la humedad del viento. Valentina es un año más, otros 14 golpes contra el papel de cada 14 de febrero.

La espuma del mar anónimo. Un mechón más de pelo. Valentina es valor. Otro cumpleaños feliz, sin la promesa del amor, sin la mentira de un te quiero.

[Cuando vives tanto que ves morir los recuerdos...]

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