9 ago 2010

El verano ya no se muere de calor

Mírame, ni siquiera sé quién eres todavía, pero mírame.

Clava tu mirada en mis pupilas eléctricas y te prometo que yo no parpadearé. Aguantaré con mis ojos abiertos mientras el calor hierve la sal de mis lágrimas, no me importa, aguantaré.

Espera, resiste, aún no te marches. Espera, por favor, espera y sostén este segundo como si pudieras hacerlo eterno. Sostenlo porque es el último que tenemos antes de dejar de ser extraños, porque es el tiempo que nos queda antes de la verdad.

Ahora olvida todo esto que nos rodea, olvida qué es lo que te trajo hasta este momento, quién eres y por qué estás aquí. Grita y despréndete del asfalto de la calle, grita y funde los perjuicios de las miradas, destruye el calor de los andenes, los trenes, las tardes de verano, rompe los cristales y el silencio de tu habitación.

Quema cada recuerdo cobijado entre las paredes, quema el humo de los cigarros, las copas, las fotos, los versos y las noches. Quémalo todo, hasta la letra de tu canción.

Haz que lo físico se vuelva invisible, hazlo desaparecer en una implosión de luz húmeda y gris. Destruye los efectos personales, los daños colaterales, destruye hasta tu propia imaginación.

Entonces...entonces deja que ese segundo se escape y ponga de nuevo en movimiento el mundo en esta estación. Será entonces cuando tus ojos miren a mis ojos y descubras que no hay asfalto ni otras miradas a tu alrededor. Que nunca estuviste en este andén, que los trenes se pararon y que el verano ya no se muere de calor.

Entonces te darás cuenta que sólo entre tus labios y los míos existe el tiempo y el espacio, que tú y yo somos perfecto equilibrio y violento amor. Desnudos y humillados, mientras el humo, las noches, las copas, los versos y todos, todos y cada uno de los reproches se inmolan en un papel en blanco.

Desnudos, nos miraremos desnudos sobre esta montaña de escombros que antes nos convirtió en anónimos encontrados. Desnudos, con tu mirada clavada sobre mis pupilas eléctricas. Desnudos, mientras te ríes y silbas tu canción.

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